domingo, 1 de febrero de 2009


Arate


Un nuevo movimiento que nunca se ha jugado en una situación dada. Se desvía del joseki que corresponde pero es candidata a convertirse en un nuevo Joseki.


Así que aquí comienza mi carrera hasta el dan de KGS. Hacía bastante tiempo que conocía el go, pero no ha sido hasta noviembre que “la enfermedad” como la llama el presidente de la Agoca ha entrado en mí.

¿Qué es el go?

Es un juego de estrategia que se da en un tablero de 19×19. El tamaño del tablero y la simplicidad de las reglas lo hacen un juego que puede es sencillo de aprender, y complicado de manejar. Eso es lo que le da al go el estilo que más me ha atraido, simple por fuera y complejo cuanto más te adentras en ello.

Es una estupenda máquina para pensar, donde la creatividad tiene mucho que ver. E incluso el estado anímico de los jugadores. El buen juego se encuentra en el equilibrio, los excesos son castigados, sea la agresividad sin mesura, como el conservadurismo sin mesura. Esto lo hace un juego atractivo.

También podemos encontrar belleza y elegancia en una partida bien jugada. El acto de poner una piedra tras otra puede tomarse como una melodia, o como una conversación entre los oponentes. A veces uno grita, y el otro se asusta, a veces hacen acuerdos sobre el tablero, comparten algo, lo que lo convierte en una experiencia enriquecedora. Incluso un jugador novato puede enseñarle algo a un jugador experto.

Donde el ajedrez es una batalla. El go es una guerra. Donde el ajedrez es un juego clasista en la que el rey y la dama imperan sobre el resto de las figuras. En el go todas las piedras tienen el mismo valor y es la manera de jugarlas lo que les otorga fuerza.

Esto y mucho más tiene el go. Solo tienes que atreverte a jugar…

¿ Quieres aprender ? Solo tienes que atreverte.
¿Quién puede discutir la elegante sencillez y hermosura de este juego?. Pienso que el Go no es un juego frío donde sólo la técnica y el estudio reinan; la intuición y la espiritualidad también caben. Detrás de cada jugada no sólo hay un cálculo, sino también esperanzas y aspiraciones que las pequeñas fichas ocultan en su alma de piedra.»

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El que calla otorga